PORTAL DE LA RESPONSABILIDAD SOCIAL, DEL EMPRENDIMIENTO SOCIAL Y DE LA ECONOMÍA DEL BIEN COMÚN

CIRIEC-España, Revista de Economía Pública, Social y Cooperativa, nº 93, 2018, pp. 241-264

Economía del Bien Común y Finanzas Éticas

Joan Ramon Sanchis Palacio y Vanessa Campos Climent

El modelo de la Economía del Bien Común (EBC) propone el uso de instrumentos, medidas e indicadores para aplicar una gestión financiera ética en las organizaciones. Esto se traduce en el trabajo con bancos éticos y sociales y el uso de otros instrumentos financieros alternativos. De esta manera, el dinero deja de ser un fin en sí mismo y se convierte en un medio al servicio del crecimiento de las empresas y del desarrollo humano. El presente trabajo tiene como objetivo analizar el tratamiento que la EBC hace de las finanzas éticas a través del estudio de los criterios y subcriterios que se utilizan en la Matriz del Bien Común. Esta Matriz relaciona determinados valores y algunos de los principios universales de los Derechos Humanos con los diferentes grupos de interés de la empresa y establece una serie de variables e indicadores que facilitan la medición de la contribución de las organizaciones al bien común. El análisis realizado demuestra que el modelo de la EBC utiliza como criterio para el comportamiento de las empresas la ética en las finanzas y propone la colaboración con bancos éticos y sociales para financiarse. Aunque la oferta de finanzas éticas y sociales es aún escasa, las empresas que implementan el Balance del Bien Común persiguen la mejora de su comportamiento en relación con el uso de instrumentos de finanzas éticas para realizar sus inversiones y gestionar sus recursos financieros.

El modelo de la Economía del Bien Común (EBC) se ha convertido en un referente importante en los procesos de cambio económico a tres niveles: macro, meso y microeconómico. Su influencia es patente en los diferentes ámbitos de la economía y sus principios y valores se están aplicando en los campos del desarrollo local, la inserción socio-laboral y el empleo y las finanzas, entre otros (Campos, 2016). Se trata de un modelo económico global e integral que aporta soluciones, tanto desde el punto de vista de la macroeconomía como desde la microeconomía (Compés López y Asensio Calatayud, 2014; Gómez-Calvo y Gómez-Álvarez, 2016).

La EBC cuestiona los indicadores económicos clásicos, tanto de crecimiento económico (PIB) como de crecimiento empresarial (valor económico y financiero) y propone unos indicadores alternativos basados en el bien común, como son el Producto del Bien Común (como medida macroeconómica del bien común), el Índice Municipal del Bien Común (para medir el nivel de bienestar de un municipio y región) y el Balance del Bien Común (para medir los resultados de las empresas). El crecimiento económico no puede ser entendido como un fin en sí mismo, sino que ha de ser analizado como un medio al servicio de la mejora de la calidad de vida y del bienestar de las personas. De lo contrario, el crecimiento económico no se traducirá en una mejora del bienestar de la sociedad, sino en la acumulación de poder de unos pocos frente al aumento de la pobreza en sectores cada vez más amplios de la sociedad. Tampoco el dinero ha de ser entendido como un fin sino como un medio, pues de esta manera se evita su especulación y el surgimiento de prácticas poco éticas e incluso fraudulentas como la evasión de capitales, el fraude fiscal y su  manipulación (Felber, 2014). Desde esta perspectiva, el modelo de la EBC conecta con las finanzas éticas, tanto desde el ámbito de la macroeconomía como del ámbito de la microeconomía. Frente a los comportamientos especulativos, abusivos e incluso fraudulentos de determinados bancos, cada vez cobra más protagonismo un tipo de banca diferente, conocida como banca ética, que ofrece un enfoque distinto de las finanzas a nivel global, y que el modelo de la EBC plantea como necesario.

De las tres herramientas que propone el modelo de la EBC, la primera de ellas, el Producto del Bien Común, aún no ha sido desarrollado; y sobre la segunda, el Índice Municipal del Bien Común, existe una metodología pero aún no se ha implementado. Hasta el momento solo se ha implementado el Balance del Bien Común, por lo que el presente trabajo se centrará en el estudio del último de los instrumentos.

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